Dos semanas sin escribir.
Cinco novelas y un poemario.
Treinta y tres hojas de diario llenas de mi.
Un calendario repleto de puntos de guía.
Un cuaderno de ciclos.
Otro donde las ideas se colocan en forma de tronco, raíces y ramas de un árbol caduco.
Cuatro viajes.
Yoga y Mala budista.
Música y running.
Luces blancas en forma de ancla al presente.
Taza de Navidad para no dejar la ilusión atrás.
Tres días de biblioteca.
Abrazos, amor y complicidad.
Risas y confidencias.
Empoderamiento compartido.
Mujeres y educación.
Un cambio llamando a la puerta.
Una reestructuración de nuestro nido.
Un brazo dolorido de cargar amor.
Ver y comenzar a entender el código.
Compartir.
Respirar, liberar y fluir.
Y estamos en Febrero.
