Perdí el hilo, la conexión y se produjo el bloqueo.
Es el resumen de este mes.
Me asaltaron las dudas, la autoexigencia, la crítica y la inseguridad.
De repente, empecé a cuestionarlo todo y en vez de crecer con las respuestas me volví pequeñita, pues no había respuestas.
El diálogo interior se volvió en mi contra.
Las preguntas eran excesivas, el lenguaje destructivo y la comprensión se fue de vacaciones.
Todo ello un cóctel que aniquiló el hilo.
Pero crecí rodeada de agujas, telas, tijeras y por supuesto hilos. Naturales, sintéticos, flexibles, resistentes, gruesos y finos.
Y del tipo más especial del invisible, el que te une y unes a lo que más quieres, el que forja tu camino.
Y sé coserlo.