¿Qué pasa, para que dejes, tanto tiempo, un espacio?
Que dejé de escribir para afuera y lo hice para mí.
He llenado cientos de hojas, he sacado miles de palabras,
me he hecho cientos de preguntas.
Dejé de sentirme cómoda compartiendo y
me volví invisible, a ratos, hasta para mí misma.
Empecé a pensar en quién leía y
me corté las alas.
Decidí ser honesta en el camino y
eso me impedía hacerlo público.
Y finalmente, me desconecté de este espacio.
El que era mi refugio, se convirtió en desconocido.
Y ahora, de la misma forma que salí,
he vuelto,
sin darme cuenta.
Namaste.