A veces, el camino es difuso y llega a desdibujarse.
Sé que estoy en él pero no lo veo.
Cuando la niebla abraza mi mente y vela mis ojos, me siento lenta y perdida.
Y siempre es el mismo resorte el que me da la luz, la palabra.
Ella llega, resuena y de su vibración salta una chispa, que destaca en medio de la niebla.
Ayer hubo una lluvia de palabras acompañadas por la música de un violonchelo.
Cayeron sobre mi y me impregnaron de su esencia haciendo que, poco a poco, se formase un camino luminoso y vibrante capaz de despertar un alma puesta en duda.
Por ser mujer.
Y juntas tomamos conciencia para avanzar. Ahora, dejando atrás estigmas, limitaciones, prohibiciones y miedos.
Orgullosas.
Ayer àngels anunciaron su mensaje, por una vía de trabajo y esfuerzos constantes, que aseguran la victòria.
Juntas.