El ruido

No somos conscientes del ruido al que estamos sometidos.

Creemos que ruido es aquello que oímos y nos molesta.

Yo creo que ruido es todo aquello que comparte tu vida impidiendo que las cosas fluyan. Incluye personas, hábitos, ideas obsoletas, ropa amontonada, tareas por hacer, objetos que acumulan polvo, archivos repletos de información inútil.

Una de las tareas más titánicas y enriquecedoras es detectar el ruido y decidir qué hacer con él.

Una vez, oí la historia de una chica que estaba obesa porque no quería sentir. La grasa, los pliegues de su piel, la convertían en algo mullido que acallaba sus emociones.

Creo que el ruido cumple la misma función. Nos dejamos envolver en el arrullo de ese sonido de fondo, como el que hacían las televisiones al quedarse sin programación.

Pasan los dias y te dejas llevar, no decides, no intervienes.

Y no eres consciente, porque estás ocupada, porque no tienes tiempo, porque todo te reclama.

Pero un día abres los ojos.

Miras y ves.

Y el arrullo ya no es suave, ahora es ensordecedor, no lo soportas.

Paras y buscas, te sorprende, estás rodeada.

Traza una línea, un punto de partida y deja que el ruido se haga sonido, escucha y conviértelo en música.

Domingo.

Me siento como en una primera cita, con ganas de hablar pero con temor de que la conversación no interese.

Poco a poco he  ido escribiendo menos, sin ningún motivo especial. La ausencia de rutinas, el tiempo libre compartido en familia, la necesidad de intimidad y las dudas de cómo afrontar el blog han ido bajando el ritmo de las publicaciones.

La necesidad de escribir estaba, aunque ha quedado sumida en el vaivén del verano.

Pero poco a poco ha llegado septiembre. No es un mes que empiece el día uno, es un mes que comienza cuando la rutina se asienta. Y para ello, ha necesitado viente días y algo de lluvia.

Y con él ha llegado el Domingo.

Ése en el que te despiertas sin prisas, arropada y escuchando las tranquilas respiraciones de los que amas. Ése que amanece envuelto en silencio. El que parece que ha detenido el mundo. Y te debates entre arroparte aún más o aprovechar para escribir unas líneas.

Ése en el que agradeces todo lo que te rodea. Y rezas para que todo siga cambiando para permanecer como está.

Y con la misma calma que ha entrado septiembre vuelvo al blog.

Os deseo un  muy feliz día.

 

 

Las palabras efímeras.

El otro día estaba en el sofá y recibí un hermoso mensaje de texto de una amiga. Al leerlo me emocioné. Primero porque me sorprendió y luego por su contenido.

Entonces, me di cuenta de que varias veces había tenido esa misma sensación de emoción, de sorpresa y me produjo un sentimiento de pérdida, porque aunque recordaba la sensación había perdido las palabras.

Esta vez hice una captura de pantalla. Y me apresuré a buscar en el móvil aquellas palabras que me habían emocionado y que estaban condenadas a olvidarse, a borrarse.

No hay nada más hermoso que recibir un pensamiento, unas líneas de otra persona. De sentir que piensan en ti. Que te han dedicado parte de su tiempo y de sus energías en demostrártelo.

Pero, en esta realidad efímera en la que vivimos, el soporte en el que nos expresamos hace desaparecer estos recuerdos. Hoy se vive a contrarreloj, nada dura, hay un vorágine de información que nos mantiene alejados del presente.

Existimos con una sensación de irrealidad, nos alejamos del aquí y ahora a pasos agigantados. Nos condenamos a una pérdida de conciencia.

O no.

Yo elijo mantener mis «lugares comunes» en el presente y poder guardarlos.

Quién sabe si algún día voy a necesitarlos.

 

 

 

 

 

Tú eres la constante

Una vez intenté escribirte por aquí lo que siento. Me parecía importante que formarás parte de este universo, pero quedo contenido.

Escribir en un post lo que somos, nuestra historia o mis sentimientos me bloquea.

Es tan grande, eres tan importante en mi vida, que no tengo vocabulario para hacerte justicia.

Hace un tiempo guardé unas palabras, me las voy a hacer mías y así te deseo un muy feliz aniversario.

«Le preguntaron al maestro cuál era la diferencia entre la química y la alquimia en las relaciones de pareja y contestó estas palabras:

Las personas que buscan química son científicos del Amor, es decir, están acostumbrados a la acción y a la reacción.

Las personas que encuentran la alquimia son artistas del Amor, crean constantemente nuevas formas de amar.

Los químicos Aman por necesidad.

Los Alquimistas por elección.

La química muere con el tiempo.

La alquimia nace a través del tiempo.

La química Ama el envase.

La alquimia disfruta del contenido.

La química sucede.

La alquimia se construye.

Todos buscan química.

Solo algunos encuentran la alquimia.

La química atrae y distrae a machistas y a feministas. La alquimia integra en un principio masculino y femenino, por eso se transforma en una relación de individuos libres y con alas propias, y no en una atracción que está sujeta por los caprichos del ego.

En conclusión, dijo el Maestro mirando a sus alumnos:

La alquimia reúne lo que la química separa.

La alquimia es el matrimonio real.                                                                                                                    … La química siempre nos hará desgastar el Amor, mientras la alquimia siempre nos acariciará desde dentro.»

 

Te amo.                                                                                                                                                                            

 

 

 

 

Carmen

Hace días que estas palabras rondan mi cabeza. Me acabo de dar cuenta de la importancia de publicarlas hoy, aunque no dispongo de los medios adecuados, voy a intentar que quede a la altura de lo que quiero expresar.

Este post está dedicado a la mujer que le dio vida a mi existencia, mi madre.

Si tuviera que definirla con un adjetivo, sería superviviente. Es una persona que se crece ante las adversidades. Confía en su fuerza innata para afrontar cualquier tipo de situación y salir airosa.

No es única.

Pertenece a esa raza de mujeres que nacieron bajo la opresión. Que han vivido, dictadura, transición, democracia, crisis económicas y espirituales. Que crecieron bajo los ecos de la postguerra y conocen el significado de la carencia. Con profundos valores morales, a veces incomprendidos, a veces a destiempo.

Pero no es igual.

Si tuviera que definirla, después de haberlo pensado largamente, sería un camaleón. Es capaz  de ser Reina entre reinas y la más humilde obrera en una fábrica. Tiene la capacidad de fundirse con el medio, de sacar lo mejor de ella misma y del ambiente que la rodea.

Ya sé por qué detesto la mediocridad, porque a pesar de haber llevado una vida sencilla, siempre la ha vivido plena y en constante crecimiento personal.

Te quiero, no tanto como tú a mi. Cada una tenemos nuestro papel.

Existe la creencia de que elegimos a nuestros padres. Yo, hoy por hoy, lo tengo muy claro. Gracias a ti he podido ser la mejor versión de mi misma para mi hija.

Necesitaba tus valores, tu forma de entender la familia, el perdón y el amor para crear mis propios patrones.

Sin ti,  yo no podría ser yo.

Soy feliz viviendo esta nueva etapa, de nuestra relación, en la que hay un nuevo eslabon que fortalece más nuestra unión.

Quiero agradecerte, que hayas sido capaz de respetar el tiempo y el espacio que necesitaba para definirme de nuevo. Y que hayamos cambiado nuestros códigos de comunicación.

Ahora me ves como soy y te quiero aún más por ello.