El café de Diciembre.

«Les coses existeixen

per ser trencades.

Prendre’n consciència asserena.»

Anna Gual.

Este es un café diferente, una reflexión que me ha llegado gracias a la luz de otras personas y que tiene que ver con las estructuras. Esas que Anna llama «coses» en su poema y que, como muy bien dice, existen para ser destruidas.
Nos pasamos largo tiempo recorriendo el sendero de nuestra vida, a ratos a ciegas, a ratos con un propósito claro. Para ello, nos servimos de una estructura, una forma de pensamiento, de hacer y, hasta me atrevo a decir, de complexión física, un entorno, unas personas, un trabajo. El problema es que no siempre somos conscientes de que la estructura ha cumplido su misión y que debemos deshacernos de ella.
Existe una tendencia innata a aferrarnos a lo conocido sin distinguir en qué punto nos encontramos y, lo que es peor, sin saber exactamente a qué estamos apegados.
Cuando entiendes que algo claramente ha cumplido su misión es fácil dejarlo marchar y cuando descubres que hay formas que tienen una función limitada es divertido decidir cuáles abandonas y qué nuevas vas a crear.
Veámonos como un Todo con una disposición y orden determinado. Si movemos algo, por pequeño que sea ese movimiento, el resto se va a ver afectado. Si tomas consciencia de ello, no sólo encontrarás la calma, sino que podrás planificar y decidir en consecuencia.
Yo sé qué tengo que jubilar en este momento,
¿lo has pensado tú?

Foto de mi querida Inma

 

 

El café de Noviembre.

Octubre han sido 31 días de montaña rusa, de esas muy largas, en las que te da tiempo a tener muchos estados de ánimo y que acaban en el hartazgo. Difícilmente puedo hacer mi valoración personal sin tener en cuenta la situación política del país.

Es una situación en la que todos nos hemos posicionado y de la que por fuerza hemos tenido que hablar hasta con nuestros pequeños.

De política no escribiré y tampoco de lo que opino a nivel personal, pero sí quiero hablar de la idea con la que hemos educado a nuestra hija.

Creo que el lugar en el que nacemos es accidental, un cúmulo de circunstancias que no hemos elegido conscientemente. Y ese lugar, no te pertenece más que a otra persona. Tenemos el derecho a elegir dónde vivir o de dónde nos sentimos y nadie nos puede hacer sentir lo contrario, simplemente porque todos somos seres humanos pertenecientes al mismo planeta. Por mí, incluso eliminaría las diferentes clasificaciones de raza y la dejaría en una única: «humana».

Comparto relaciones sentimentales, de trabajo y escolares con gente de diferentes lugares; y lo entiendo como algo positivo y enriquecedor. Una cura de humildad frente a muchas ideas impuestas históricamente y la mejor manera de educarnos con una mente abierta y tolerante.

Entiendo que vivimos en un mundo con fronteras, pero éstas no deben ser limitadoras o excluyentes, y menos mentales.

El miedo y la ignorancia hacen que nos cerremos y tomemos la opción más drástica y fácil como la mejor. Mi propia hija me dijo que a ver por qué tenía que venir nadie a nuestra isla. Sin darse cuenta de que su propia madre nunca la habría tenido sin haber venido hace mucho tiempo de afuera.

Pensemos antes de hablar y evitemos herir a quienes nos rodean, incluso recomendemos a nuestros hijos que es mejor no hablar en el colegio. Cada uno de nosotros tiene derecho a tener su opinión, pero antes de las ideologías están las personas. Hablemos como personas sobre nuestras ideas, no defendamos vehementemente nuestras ideas sin ser personas.

Una madrileña que vive en Mallorca y se siente menorquina.

 

El café de Octubre.

Es un café de vuelta a los orígenes.

Se está gestando un cambio importante y no puedo evitar, cada vez más, acordarme de la frase de mi oráculo: «En el centro del huracán reina la calma».

Es momento de tener las ideas claras, la mirada limpia y la postura flexible. De tener claro quién eres, para que lo esencial,  no sea dónde estás, sino cómo estás. Es tiempo para el equilibrio. Mantener la vista puesta en el final y no dejarme llevar por las corrientes es la forma en que he decidido pasar estos últimos meses del año.

Pero eso es sólo en una de las facetas de mi vida.

Ahora tengo una conciencia diferente de mi realidad y de cómo gestionar las emociones.

He descubierto que no todo se debe vivir intensamente. Tengo la capacidad de decidir qué es lo que me afecta y hasta dónde. Y hay determinadas cosas que aunque nos den de comer no son importantes.

Y nada es lo suficientemente importante como para dividir a las personas. El cambio que vivo de manera individual, coincide con un gran cambio histórico y colectivo de este país. Me parte el corazón esta situación y a la vez me acerca cada vez más a personas que quiero y aprecio aunque pensemos diferente. Porque el pensamiento está en la superficie y la esencial va más allá. Querida Judit , contigo como ejemplo, estamos cada día más cerca, pues no se trata de reducir esto a dos bandos, es mucho más profundo y complejo. Yo me siento contigo y no frente a ti.

 

La foto de otra de mis queridas amigas en la distancia, gracias Inma, este año es un regalo tenerte cada mes.

Un abrazo.

 

 

 

 

 

 

 

Peonías y Café.

En breve volveré al blog  quiero añadir una parte más literaria con dos categorías nuevas:

Poesía

Relatos

Forma parte de lo que me ha mantenido apartada y también es el motivo que me hace volver.

Estos meses he seguido trabajando de manera privada el café del mes, era una cita que no quería eliminar de mi agenda. Con el retorno en octubre deseo publicar estas entradas para que el blog mantenga el ritmo que había marcado.

Y pensé que hacerlo con una colaboración sería la mejor manera de llevarlo a cabo.

Inma  creadora de la cuenta «Peonías en mi ventana» ha aceptado participar con las doce fotografías de café necesarias para las entradas de este año.

No podéis imaginar la ilusión que me hace contar con su ayuda. Por una parte, no me veía capacitada para crear de golpe las fotos para el trabajo atrasado y por otra, estaba deseando ampliar el círculo de Jara para poder contar con otras voces que acompañen a la mía y empezar con Inma es un honor.

Su fotografía es concisa y delicada. Muestra una galería coherente y llena de simplicidad cotidiana. Es femenina y elegante. En sus fotografías se muestran trazos de su vida privada, pero en su línea, muestra sin exibir. Y así la acompañamos en su faceta de madre, en sus paseos por Galicia y vemos su amor por la naturaleza y los animales. Y de vez en cuando comparte cafés. Esos que ahora podremos disfrutar también aquí. Podéis conocer mejor a esta «medio gallega»  a través de su blog  .

A mi sólo me queda darle las gracias de nuevo.

 

 

 

El café de septiembre.

Agosto ha sido un regalo de tiempo. Un mes con cinco semanas, de hermosos y soleados días, que se han ido acortando imperceptiblemente hasta estos tres últimos días, en los que hemos amanecido antes que el sol.

El tiempo ha sido el idóneo para que las ramas, de este árbol metafórico en el que me he convertido, crezcan y crezcan. Horas repletas de novedades, contrapuestas a mi estructurada rutina habitual, que me ha llevado en momentos a estar algo fuera de lugar, poniendo de manifiesto, que el tan deseado objetivo de vivir el presente, está aún lejos de ser una realidad, aunque siempre sea una línea del camino.

Llegué a Agosto llena, con muchas emociones y pensamientos por asentar y he continuado sumando. Empiezo septiembre con la sensación de que están germinando grandes cambios en nuestra vidas.

Este verano Babau ha entrado en la infancia mientras yo inicio mi madurez y en casa se respira cómo ha crecido la familia. Los lazos se fortalecen mientras el espacio crece y el tiempo se dilata.

Ahora disfruto la maternidad con un orgullo sereno.

Llevo cinco años dando la vuelta a las piezas de este puzzle y ahora ya puedo colocarlas. Son piezas mágicas, porque no forman una imagen predeterminada, simplemente van encajando una con otra y la imagen se va creando cada día según crece el puzzle.

Y lo mejor es que es compartido, ni siquiera tengo todas las piezas, muchas de ellas no está en mi mano colocarlas, no sé si veré parte del final o cumpliré con mis deseos, pero sé que disfrutar de que seas mi hija sin miedo es el mejor regalo de vida.

 

Preciosa la foto de Peonías en mi ventana ¡Gracias!.