Sobre mi.

Siempre me he planteado este blog como un lugar de terapia personal, en el que escribo lo que me apetece cuando me da la gana. Como ya he escrito, surge de la necesidad, de un impulso que me llevó a mostrarme para afianzarme y conocerme.

Al escribir lo que siento, lo que me pasa o mis opiniones, siento que proceso parte de esas palabras de la forma en que quiero que se queden en mi. Es una forma evolutiva de crecimiento. De madurar.

Y además todo lo que me ha traído esta experiencia ha sido bueno. Estas píldoras de reflexión se reflejan en mi día a día y en mi entorno de forma muy positiva.

Incluso, a veces, hay personas que se ponen en contacto conmigo para darme su opinión. Este post nace de una de esas conversaciones. Jennifer me planteó sus dudas ante la experiencia de tener un blog de contenido personal. Le preocupaba la sobreexposición, quedar desprotegida o generar lástima ante experiencias negativas.

En mi caso es todo lo contrario, elijo qué es lo que publico y en el proceso de mostrarlo trabajo la forma de hacerlo. Voy eligiendo las palabras y las ideas para que eso que estoy escribiendo genere un poso positivo, aunque parta de una experiencia vital negativa.

Y claro que hay una parte de protección, pero no de la opinión de los demás, sino de mi misma. Nosotros somos nuestro verdadero crítico. Nadie me puede hacer daño con algo que yo tengo trabajado, aceptado e interiorizado. Sería un gran esfuerzo innecesario, preocuparme por algo que está tan fuera de mi alcance como las opiniones de la gente.

Hace mucho tiempo alguien me dio una máxima:

«El respeto empieza en uno mismo».

 

 

 

Reflejos

Esta semana hay un nuevo reto en Retoclick, se llama reflejos. Me ha encantado la propuesta porque un reflejo fue el comienzo del cambio.

Instagram en sí mismo es un reflejo de nuestras vidas y de nuestros pensamientos, en la mayoría de los casos maquillado. Mostramos lo mejor de nosotros o lo que nos gustaría ser. Parte de ese mostrar sirve para profundizar. Cuando pensé la foto para el reto era «perfecta». Exactamente cómo esta pero con la cara de Babau reflejada. Evidentemente, a la hora de la verdad, el espejo era pequeño para lo que quería conseguir, la modelo no colaboraba, el encuadre era más complicado de encontrar… por lo que al verla me parece perfecta, porque es un reflejo real de mi vida.

Los retos son de gran ayuda para mejorar o para reflexionar.

En este caso me ha recordado que verme en mi hija fue lo que me hizo despertar. Ver que determinados comportamientos o actitudes eran un reflejo de mi y no inherentes a ella, me dio una nueva consciencia y la fuerza para llevar a cabo un cambio.

La maternidad se afronta desde otra perspectiva si dedicas el tiempo necesario a observar y a observarte. El hogar, no es más que un reflejo de sus habitantes. La madres no tenemos que ser perfectas, sólo estar a gusto con nosotras mismas. Ese es el reflejo que necesitan nuestros hijos para crecer felices.

 

 

 

 

 

Pensamientos febriles

Aquí estoy un domingo primaveral con un sol maravilloso metida en la cama con fiebre.  Y en este estado, soy un ir y venir de divagaciones, de todos los ámbitos y como no, también sobre las redes sociales.

Hace unos días cundió el pánico en IG por algo de un algoritmo que volvió locos a más de la mitad de los perfiles. De repente, la gente empezó a abogar por Ello, otra red social, a criticar IG, a añorar tiempos mejores, a pedir que se activasen las notificaciones… en fin, una movilización histórica por una, en mi opinión, chorrada.

Me vienen a la cabeza pensamientos de mi querida Susana en su último post sobre las redes sociales, los likes y sus contadores.

Esta semana que he estado bastante ausente me preguntaba cosas como esta.

¿Dónde está el límite?

¿Con cuántos seguidores te sientes satisfecho?

¿Cuánto tiempo se merecen las redes sociales?

¿Si desapareciesen los contadores seríamos más neutrales a la hora de participar, estaríamos menos influenciados?

Yo soy una enamorada de IG, lo he dicho mil veces y seguiré aunque le cambien el algoritmo. Porque en este lugar he encontrado gente con la que comparto aficiones y gustos que de otra forma me es difícil encontrar. Gente que vemos la diferencia entre tres fotos prácticamente iguales, pero que para nosotros son súper diferentes. Me sirve para nutrirme de ideas e imágenes. Y creo que he hecho contactos con los que seguro llevaré a cabo proyectos geniales.

Además días como hoy en los que compartes tus malestares te llena con comentarios positivos.

Por ello os escribo este post de agradecimiento a chicas como Any, Susanna, Sara, Elvi, Vicky, Mª José, Teresa, Inma y seguro alguna más que aparecerá durante el día. Porque, lo importante de las redes, es que son un modo de comunicación y si el algoritmo te aleja de las personas con las que no te comunicas bien puesto está.

¡¡Feliz semana!!

 

 

Always on my mind

Desde que decidí mirar hacia dentro el camino no siempre ha sido fácil o claro. Parece que estoy en una cueva con muchos laberintos y que a medida que avanza aumenta su profundidad.

Cuando evolucionas haces un trabajo de toma de conciencia y de superación.Hay un momento, en el que acabas con la parte en la que te has centrado y antes de cambiar de nivel, de seguir profundizado, te sientes bien, has ampliado tu zona de confort, has mejorado tu yo, estás fuerte y cómodo.

Pero no te detienes, el camino sigue, deseas conocer más, adentrarte más y continuar con este proyecto que te has planteado. Entonces todo se desdibuja nuevamente, vuelves a entrar en un lugar donde no tienes nada claro, te sientes triste o insegura o culpable. Parece que vas para atrás pero en realidad estás en un lugar nuevo. Cuanto más profundo es más oscuro. La emoción a trabajar está difusa y te cuesta más enfrentarte a ella.

A principio de año me marqué tres propósitos. No los eliges abiertamente, existe una manera de buscarlos en que te encuentran ellos a ti. Así es más real, porque para empezar tienes que saber a qué se refieren en tu caso. Uno fue Síntesis, lo entendí claramente porque era continuar y reforzar algo que de forma natural ya había comenzado el año pasado. Mi objetivo es la síntesis de pensamiento, de discurso, de materiales que me rodean y de alimentos que ingiero. Otro fue la Espontaneidad, me sorprendió muchísimo  porque me di cuenta de que la he perdido. Por la seriedad del trabajo, el peso de las obligaciones, por la forma de relacionarme con los demás. Cada vez le dejo menos espacio. Y el primero fue la Fe, he tardado tres meses en entenderlo. Al principio creía que se trataba de buscar algo en lo que creer y así era pero el «algo» es yo misma.

Hace un tiempo me planteé por varios motivos un cambio de alimentación.

Después de demorarlo mucho tiempo decidí comenzarlo en diciembre. Y aquí es dónde quería llegar desde el principio. Llevando a cabo este cambio he sido consciente de mi falta de Fe, en mi misma. Y lo que es más perjudicial, de la cantidad de mensajes destructivos que genero.

Hay una parte de mi cerebro que pasa el 100% de su tiempo diciendo me todo lo que no voy a lograr, lo que no puedo hacer y deformándome la realidad. Ha llegado a tal punto que ha conseguido un fracaso momentáneo de mi cambio de alimentación.

Pero ahora que me he centrado veo claramente cómo afrontarlo. La voy a dar la mano a esta mala amiga interior y la voy invitar a partir. Ya no tiene sitio en mi vida.

Este post no es más que una carta de despedida a los pensamientos destructivos. Acompañada de un claro compromiso personal de cuidarme por dentro y por fuera. De dejar de comer para empezar a alimentarme. Desde el cariño, la comprensión y la paciencia.

La hucha de la Felicidad

Las tomas de conciencia son como bofetadas sin dolor. De golpe, ves algo que hasta ahora había permanecido inbisible. A veces, es algo nuevo y a veces es otra forma de ver lo mismo.

Cuando me pasa me sirve de punto de inflexión, marca la diferencia entre un antes y un después. Y sirve como nuevo punto de partida.

Esta semana, mientras conducía, tuve una en lo que respecta a mi familia.

He compartido menos tiempo del habitual con ellos y eso siempre se hace difícil. Pero, en previsión de esto, había estado más tiempo con Babau y había  intentando que fuese intenso.

Mientras hacía balance de estos días, me di cuenta, de que sí se puede acumular algo de felicidad para estirarla después. Una especie de hucha.

Cuando la paternidad no fue lo idílica que imaginamos, una vez comentamos la suerte de haber hecho todo lo que queríamos antes de ella, dormido, reído, amarnos, disfrutado, viajado… recordarlo nos daba fuerzas y paciencia para dejar pasar el tiempo en aquella situación. Habíamos hecho, sin darnos cuenta, una hucha de felicidad de pareja, que nos sirvió para los casi dos años de stand by que nos supuso este cambio.

Con los hijos, no creo, que las huchas sean la justificación a las ausencias, un hijo prefiere verte cada día y no mucho rato el domingo. Ni creo que, la misma hucha, tenga la capacidad de llenar mucho tiempo. Pero sirven para emergencias y para que las mamás nos dejemos de criminalizar por querer desarrollados laboralmente.

Teniendo en cuenta el factor sorpresa de la vida, la parte incontrolable, la que no se puede planificar o agendar. Volvemos siempre al mismo punto. Disfrutar el momento, vivir el presente, en el mejor de los casos es la forma ideal de vivir la vida.

Cuando no te servirá de hucha.