“-Conejo, ¿Cuánto es para siempre?”
“- A veces, sólo un segundo, Alicia”
Vivimos en un espacio y en un tiempo. Pero el tiempo, o mejor dicho cómo percibimos su paso, no es constante y cambia.
Una experiencia traumática de un segundo nos puede durar para siempre. E incluso puede borrar diez años de tranquila felicidad. Según gestionemos nuestras emociones podemos alargar o acortar nuestras vivencias en el tiempo. El mantra sería estar aquí y ahora. Vivir el momento en el que estás en el lugar que te encuentras. Nuestra mente tiene la tendencia de ir al futuro o al pasado. Pero lo que sí es cierto, una vez más, es que nosotros elegimos, cómo vivir la vida y cómo procesar lo que nos sucede.
Una de las ideas, que más me funciona en mi día a día, es que siempre se puede volver a empezar. Cada día, cada hora , cuando tú decidas. Con eso da igual de dónde vengamos, qué es lo que hayamos hecho o dejado de hacer, podemos volver a empezar. Así no hay excusas, pero sí la ventaja de que ya no partes de la salida, lo recorrido te sirve.
Y con volver a empezar, también me refiero a retomar, rehacer, dar otra oportunidad. Si algo no te convence, si crees que puedes mejorarlo, si te apetece retomar algo que quedó perdido en un tiempo, puedes. No tengas prejuicios a la hora de volver a atrás. No es un retraso, no es negativo, no es una limitación. A veces hay que volver atrás para salir reforzado o para terminar algo, a veces, sólo para mejorarlo o ponerlo en sintonía con nuestro presente. Escúchate, no construyas muros en tu interior.
Has nacido libre.
Siéntete SIEMPRE así.